Desde que la Red Internacional de Economía Humana (RIEH) puso en operación el Programa de Territorios en Marcha hacia la Economía Humana , en los Estados Unidos Mexicanos, se inicia la ejecución de la tarea de aplicar las enseñanzas de Louis-Joseph Lebret a través de la realización de las iniciativas locales. Para tal acción se tiene como institución base al Centro Transdisciplinario para el Humanismo Económico, A. C. que, según los Objetivos del Milenio y los Objetivos del Desarrollo Sostenido de la Organización de las Naciones Unidas, opera cuatro ejes: (a) el fomento de las acciones que mejoran la economía popular; (b) el cuidado y el saneamiento del medio ambiente; (c) el combate de la pobreza y la inseguridad alimentaria mediante el desarrollo comunitario; (d) la equidad de género que busca asegurar la participación amplia de las mujeres en todos los niveles de la vida social.
La economía humana es un paisaje con diversos caminos, perspectivas y fisonomías en los múltiples territorios que conforman el espacio físico de las poblaciones. En cada comunidad y localidad, según sus condiciones naturales e históricas, acontece como un suceso económico, político, jurídico, moral y cultural. El paso y el tránsito de las condiciones infrahumanas, las carencias y de las penurias a otra situación-condición nueva de plena atención y satisfacción de las necesidades es obra, acción y quehacer de las personas, las familias y de las colectividades conscientes que transforman su realidad para ser y vivir más, mejor y mayor.
En México, país de grandes y ricas tradiciones ancestrales, las poblaciones pauperizadas y vulnerables desde sus ubicaciones emergen con una multiplicidad de iniciativas que buscan eliminar las causas y las consecuencias de la miseria, la ignorancia y del atraso económico. Son los emprendimientos que conducen a desplegar nuevas ideas, nuevos planes, nuevas acciones y nuevas realizaciones. Cada colectividad acordonada por las tres jurisdicciones existentes: Municipal, Estatal y Federal, en un marchar hacia el ser más y el vivir mejor, implementan las actividades y las ocupaciones económicas independientes.
Las colectividades y las comunidades que emprenden, se organizan y se movilizan para resolver sus problemas y garantizar sus medios de existencia asimilan con rapidez lo que es la economía humana. En una condensación del planteamiento de Lebret, la economía humana, queda comunicada y fomentada como el emplazamiento territorial de las actividades y las ocupaciones económicas que coloca al ser asocial agente sujeto global del sistema de producción y del disfrute de los resultados obtenidos; donde el desarrollo, aparte de ser integrado y armonizado, es para todas las poblaciones que se hallan dentro de las jurisdicciones, los países y de los espacios comunitarios. La economía humana en operación se entiende en términos de la comunidad de bienes y en la perspectiva de la ascensión humana a niveles y dimensiones superiores nuevas de la existencia.
Con la finalidad de cumplir con el Programa de la RIEH, movilizando a las poblaciones locales y las disponibilidades inmediatas, se viene empoderando la economía humana dentro del cuadrilátero que muestra el mapa:
El empoderamiento de la economía humana acontece con cinco tipos de agentes sujetos históricos: (a) las agrupaciones de la economía social y solidaria (cooperativas, ejidos y comunidades rurales); (b) las mujeres organizadas y adiestradas en artes y oficios; (c) los artesanos indígenas y pobladores urbanos; (d) la juventud que concurre en el emprendimiento; (e) la población denominada adulto mayor. Cada tipo de sujeto agente asume la economía humana desde sus aspiraciones e ideales que impulsan a trascender y superar el ser menos y el vivir en carencias. Todos los sujetos agentes reconocen que la economía humana es la combinación constante de los medios y los fines para concretar los objetivos, realizar los planes, acontecer los ideales, alcanzar la meta y llegar al éxito que permiten el buen estar y el bien vivir.
Para las diversas colectividades y comunidades que participan en el empoderamiento de la economía humana dos son las finalidades inmediatas: (a) contar con una fuente de ingresos que garantiza la subsistencia cotidiana y satisface las necesidades básicas; (b) vivir en tranquilidad, alegría y convivencia pacífica. La violencia, las acciones delictivas, las descomposiciones sociales y las discriminaciones atentan contra los dos bienes jurídicos tutelados: la vida y la propiedad. La seguridad alimentaria, global y pública es necesaria para que la economía humana se asiente en todos los territorios, espacios y localidades.
En el empoderamiento de la economía humana aparece como dato importante el principio de la universalidad y la globalidad. La operación de la economía mediante las iniciativas locales no indica ni señala que ésta sea localista. La economía humana por ser un acontecer histórico es planetaria. En cada territorio sucede con ciertas especificidades que responden a la geografía, las costumbres y las tradiciones de los pueblos. Cada comunidad y cada colectividad tienen algo que aportar a la realización de la economía humana. En este proceso surgen las comunicaciones transaccionales y las interlocuciones operacionales.
La diversidad de las leyes en el país, cruzadas en su contenido e yuxtapuestas en su aplicación, retarda y hasta impide la ejercitación plena y rápida de la economía humana. Las políticas públicas al concretarse como reinos independientes no llegan a eliminar las causas de la pobreza ni logran reducir la cantidad de la población dependiente total. Los esfuerzos del Estado Nacional por abatir la pobreza, al no atacar a las causas originantes, son simples asistencias sociales. Ante estas eventualidades se requiere que las instituciones diversas existentes en vez de plantear las moralizaciones de la vida social tienen que generar, permitir y operar las unidades de creación y producción fundadas en la corresponsabilidad, la codependencia y la coparticipación.
Oralia Carrillo Pérez