Extracto de la entrevista realizada por Rogelio Oré a Michel Azcueta, incluida en el libro: LA REVOLUCIÓN SILENCIOSA. Proyectos y personas que forjan la responsabilidad social.
Michel Azcueta, maestro y político español nacionalizado peruano es un referente de la RIEH
Respecto a la llamada globalización: ¿qué opinas del actual modelo?
Yo siempre distingo entre dos matices distintos: hay un proceso de universalización que considero un fenómeno altamente positivo, si se entiende como la idea de: el planeta como nuestra casa. ¿Cómo no voy a querer eso? Ojalá que se avance más en este sentido. Pero, la universalización es diferente de la globalización económica, que está controlada por una minoría individualista y egoísta a nivel mundial. Yo creo que son dos caras distintas. La globalización financiera la seguimos viviendo y lamentablemente está generando casi dos especies humanas: los que gobiernan y mandan, y los otros que están absolutamente marginados. Esa palabra que viene de los años sesenta y que ya no se usa tanto, pero que sirve para definir a miles de millones de seres humanos que no cuentan con nada y no significan nada.
¿A dónde vamos? Dentro de poco entre cuatro gatos van a producir y vender, ¿y los demás qué? Hay un egoísmo feroz, una apropiación de las riquezas por una minoría cada vez más pequeña a nivel mundial, pero con ramificaciones en todos los países. Por otro lado, hay muchos aspectos positivos de lo que llamamos universalización: el que no haya fronteras, el que podamos compartir la información, la tecnología, los avances en salud. Ojalá generemos la construcción de una cultura universal, con los aportes de cada pueblo; eso es lo que me gustaría.
¿Cómo fortalecer el rol del ciudadano respecto a la actuación de las empresas y su compromiso social?
Yo creo que hay que comenzar por tener esa visión integral por parte de cada persona. Claro que eso cuesta. Vivimos en una sociedad donde cada uno se mira el ombligo, inclusive aquellos que quieren cambiar las cosas, que quieren aportar; nos falta esa visión integradora. Yo creo que un ciudadano del siglo XXI debería considerar las pasadas experiencias, debería escoger las noticias que lee. La información deber servir para tener la visión integral. No es fácil, pero hay que hacerlo.
¿Ves alguna diferencia entre los jóvenes idealistas de la década de los 70 y los jóvenes del movimiento “antiglobalización”?
Quizás habría que preguntarles a ellos. Yo creo que eran otros tiempos, otro estilo de vida. Me parece que en esa época la gente era más desprendida; ahora se miran mucho a sí mismos, incluyendo a aquellos que quieren hacer algo, quizás ahora son más materialistas. Y no utilizo el materialismo como una expresión peyorativa, sino como la actitud de conseguir cosas, de conquistar algo. Nosotros no sabíamos lo que iba a ocurrir, ni siquiera con nuestras vidas. Ahora se valora la estabilidad, el dinero, los sueldos. Además creo que teníamos otro modelo ideológico. Ahora se habla de cosas que no se quieren, pero lo que se quiere está aún por construir. Son etapas y contextos muy distintos también.
¿Cómo definirías la Responsabilidad Social, desde tu experiencia?
Para mí es el complemento a nuestra visión y responsabilidad personal. Es lograr compartir objetivos y distribuir responsabilidades, o más bien corresponsabilidades. Me gusta más la palabra corresponsabilidad. Partir de objetivos comunes, de beneficios comunes; sin ningún temor de decirlo. Cuando hay una Responsabilidad Social es porque existe algo que todos queremos. Ahora, al ser todos responsables, todos deberíamos compartir los beneficios. En este contexto, nosotros como personas individuales, las ONG, la empresa privada, el sector público… deberíamos trabajar juntos.